Cuando se tiene un blog a veces se tiene la percepción de estar abusando de mirarse uno mismo el ombligo. En el caso de esta ilustración tan onírica, chuparse los pies por pura autocomplacencia.

Chuparse los pies es de los primeros hábitos que adoptamos al llegar a este mundo. Es increíblemente bello verlo en un bebé. Claro, un bebé es lo más bonito que puede contemplar una persona respecto a la condición humana. Pero lamerse los pies cuando se peinan canas… la cosa cambia. Incluso te pueden llegar a entrar ganas de arrancarte los ojos después de ver tan inquietante estampa.

Esto de sentir vergüenza de tu exhibicionismo es un mal muy extendido en las artes. No se crean que, por metamorfosear pensamientos en obras, uno está completamente seguro de que lo quiere hacer. Realmente deberíamos poner siempre en duda o cuestionarnos cualquier cosa que hagamos. Es muy sano y considerado hacia tus congéneres. Al género humano le iría mejor con un baño de humildad de tanto en tanto.

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